Amigos de curiositop.
En esta ocasión te
presento cinco casos de pica, un
trastorno alimenticio caracterizado por un deseo irrefrenable por comer o lamer
sustancias que no son alimentos, no comestibles, una enfermedad que sufren las
personas que comen cosas que no poseen ningún valor alimenticio.
5-Polvo limpiador
5-Polvo limpiador
Crystal es una chica y su adicción es ingerir el polvo limpiador
con el que limpia su cocina. Sufre esta adicción desde los 12 años y sus
sentimientos de culpa y vergüenza le han obligado a mantener esta obsesión en
secreto, ya que sabe que no es nada buena para su salud. No hay más que ver
cómo se le quedó la dentadura tras estar más de 30 años probando el limpiador
en polvo. Puede llegar a comer este extraño elemento unas diez veces al día
Su obsesión de Haley es arrancarse el
pelo y comerse el folículo piloso. La chica asegura a ver pasado de dos o tres horas al día encerrada en el baño
practicando esta manía, lo que le aparta del mundo exterior. Haley sufre
de tricotilomanía, el hábito o manía en
arrancarse los propios pelos o vello del cuerpo, el cual sufren unos siete
millones de estadounidenses
3-Cerámica y Cenizas
Bianca, tiene una adicción que la lleva a comer cerámica y cenizas. La chica acostumbraba a ingerir polvo y suciedad cuando era pequeña pero a su edad adulta esto la llevo a comer la ceniza del tabaco y trozos de cerámica. Su extraña manía la ha llevado a atentar en contra de su salud.
Bianca llega a dedicar 150 horas al mes a comer cerámica y le gusta el
sabor de la ceniza en su lengua.
2-Espuma de cojines
Adele, de 30 años, su adicción es comer la espuma de los cojines, como la de los sofás. Sufre esta obsesión que arremete en contra de su salud que siempre viene asociada a momentos de ansiedad o estrés. Su primer recuerdo lo tiene cuando con 10 años, su primo le invitó a comer esta espuma. Adele ha comido unos 90 kilos de espuma en su vida: siete sofás y dos sillas
Adele, de 30 años, su adicción es comer la espuma de los cojines, como la de los sofás. Sufre esta obsesión que arremete en contra de su salud que siempre viene asociada a momentos de ansiedad o estrés. Su primer recuerdo lo tiene cuando con 10 años, su primo le invitó a comer esta espuma. Adele ha comido unos 90 kilos de espuma en su vida: siete sofás y dos sillas
1-Comiéndose al marido
El caso de Casey, una joven que perdió a su esposo luego de un fatal ataque de asma. El evento fue comprensiblemente traumático para la joven, aunque ella nunca imagino en qué derivaría el luto que guardaba. Todo comenzó cuando la imposibilidad de Casey por desapegarse de la figura de su amado se manifestó en una extraña práctica: llevar a todos lados la urna con las cenizas, incluyendo restaurantes, tiendas y compromisos familiares.
Pero pronto las
cosas comenzaron a tomar un tinte más surreal. Un día Casey derramó una
pizca de funestas cenizas en su mano y en lugar de simplemente desecharlas
decidió, como un supuesto gesto de respeto a la memoria de su esposo, lamerse
el dedo para evitar tirarlas Y desde entonces, en un acto de psicótica y
compulsiva melancolía, Casey no ha podido evitar seguir consumiendo
las cenizas. De hecho calcula haberse ya comido poco menos de medio kilo
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